lunes, 25 de julio de 2011

Fulanito me ha dicho que el Ratoncito Pérez no existe


 *Hola, antes de empezar os añado un enlace a otro post sobre mi experiencia con los Reyes Magos y el Ratoncito, está más actualizado por si os puede ayudar. http://saldelapuro.blogspot.com.es/2014/11/mi-experiencia-con-reyes-magos-y.html  

Lo que hoy quiero contar no es exactamente un problema monetario, más bien es un problema “moral” por el que pasamos todas las madres en alguna ocasión. A las que tenéis hijos pequeños no sé si os ha pasado alguna vez que algún niño del cole les da la lata a vuestros peques diciendo que no existen ni  el Ratoncito Pérez,  ni  Los Reyes Magos ni ninguno de los  demás personajes que forman una parte importante de su mundo mientras son pequeños.
     Hace ya tiempo, cuando mi hijo tenía unos seis años, venía del colegio todos los días diciéndome que un niño le decía que el Ratoncito Pérez no existía, y le daba toda clase de detalles sobre como los padres metíamos debajo de la almohada las monedas o regalos, según lo que dejase en cada casa, y le decía que un ratón no podía estar en todas partes casi a la vez ni enterarse de cuando a un niño le caía un diente. Bien mirado, el niño tenía razón, pero a mí me parecía que mi hijo era muy pequeño para que dejase de creer en el ratoncito. Tenía claro que no podían estar hasta los catorce años creyendo en todas esas cosas, seis años son muy pocos y además, quería que cuando él y su hermana supiesen la verdad lo comprendiesen y no les quedara ningún trauma.
      Así que después de tragarme las ganas de ir a darle un buen tirón de orejas al susodicho niño, intenté arreglar la situación,  y por supuesto, el primer paso era negar aquella “mentira”, el ratoncito existía.
     Después, mientras los niños estaban en clase empecé a preparar las “pruebas” de que el ilustre personaje era real. Lo primero que tenía pensado hacer era escribir una carta, así que compré unos folios de colores muy bonitos y elegí uno de color azul para escribir. El mensaje lo hice con rotulador azul oscuro y la escribí a mano, con una letra tipo gótica que no se parecía en nada a la mía. En la carta les decía que era el ratoncito y que a mis oídos habían llegado unos rumores que me tenían muy disgustado. Y les explicaba que a veces los niños traviesos no reciben regalo al perder un diente, y entonces, enfadados, les dicen a sus amigos que el ratoncito no existe, pero está claro que quien escribe una carta tiene que existir. También les pedía que no le hablaran a nadie de aquella carta(temía que el niño sabihondo me desbaratara el plan) porque no debían disgustar a los demás. Lo importante era que ellos eran muy buenos y recibían regalos, y como prueba tenían uno bajo la almohada. Terminé la carta diciendo que la magia era inexplicable, y puse el detalle final  decorándola con un pintauñas plateado que tenía brillantina. Puse dibujos de formas un tanto abstractas y quedó muy bien. Luego la enrollé y la cerré con un lazo, y la metí en un sobre decorado también en plateado y la dejé bajo la almohada de mi hijo.
    Mis hijos son muy aficionados a los juegos de mesa, y en el supermercado Día tenían unos de viaje que eran igual a los grandes, y además estaban muy baratitos así que les compré uno diferente a cada uno y lo envolví muy vistoso, y lo completé con unas chuches que metí en unos tarritos muy guapos de los chinos. Ya sé que parece mucho regalo para ser del Ratoncito Pérez, que en teoría regala un detallito,  pero aquella era una ocasión especial.
   Cuando mis hijos fueron aquella noche a coger el pijama de debajo de su almohada se quedaron atónitos. Y era increíble como les brillaban los ojos al leer la carta.
                               
    Aunque pueda parecer un truco algo “sucio”, ahora que ha pasado el tiempo no me arrepiento de haberlo hecho. Los años que creyeron en todas esas cosas eran años libres de preocupaciones y no hubiera sido justo arrebatárselos antes de tiempo. Y aún conservan la carta, que se ha ido amarilleando por los bordes. Ellos siempre comprendieron mi actitud y disfrutaron de sus años de inocencia. Bueno, por hoy no os aburro más. Agradecería vuestras ideas y opiniones para solucionar todas estas cosas que nos van surgiendo en las diferentes etapas de la vida. Así que espero vuestars ideas mientras me pregunto si el ratoncito vivirá bajo ese puente que sale en la foto. Besinossssssssssssssssssssss.

3 comentarios:

  1. Eres muy encantadora Gema, y tu relato me ha llenado de nostalgia no cabe duda que eres una buena madre, ojala yo tambien cuando sea madre,tenga tu mismo tino para criar a mis hijos, te gardezo que comparats tus cosas con nosotras, visitame en mi blog que ya pondre cosas nuevas.
    Un beso guapa

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  2. vias por tus palabras. La verdad es que intento hacerlo lo mejor que puedo y creo que la clave está en la ilusión. Si nosotros tenemos ilusión y se la transmitimos, todo lo demás acabará saliendo bien. Ya he visitado tu blog y te he dejado un comentario, lo que pasa es que sale a nombre de marigem y alo mejor te despista. De todas formas seguiré haciéndolo que me gusta mucho.

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  3. Es cierto q la ilucion de la infancia devemos mantenerla todo lo q podamos.Os voy a contar mi historia.Mi hija Ana d 9 años al dejar el diente en la almohada le dejo una carta al raton pidiendole q no se llevara el diente.Imaginaros mi sorpresa,por supuesto se lo deje.Se levanto loca de contenta con el regalito y el diente.Y se vino para mi y me dijo al oido,:mama le voy a poner d nuevo el diente y vere si es de verdad.
    Yo m quede sin palabras y m puse manos a la obra...busque un dibujo del raton y sus huechesitas..y le escribi..Ana he hecho mis cuentas y creo q m estas engañando con tus dientes para recivir mas regalos.Recuerda q soy magico y por eso puedo ir a visitar a tantos niños.Por esta vez te perdono pero no me engañes mas
    EL RATON PEREZ
    Y lo imprimi.
    Se lo puse esa noche junto otro regalito y se desperto entre risas diciendo..mama es verdad q existe...
    Hoy tiene 11 y aun cree en el...

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